En sintonía con toda esta ola del cuidado del medio ambiente y tratando de no consumir energías que sigan en detrimento del nuestro planeta, desde hace un tiempo venimos escuchando sobre paneles solares e instalaciones fotovoltaicas. 

Dos buenas alternativas cuando de utilizar energía solar se trata, pero realmente cómo funciona este proceso, de qué forma la energía solar se convierte en corriente eléctrica capaz de hacer funcionar nuestros hogares, aquí te lo contamos. 

Hablemos de la energía solar

La energía solar es una de las principales fuentes de una energía limpia, sostenible, renovable y además en armonía con el planeta, que se genera cuando tomas la luz del sol a través de unos paneles y se convierten en electricidad. 

Todo este proceso se inicia cuando la luz solar cae sobre una de las caras de una célula fotoeléctrica, las mismas que componen los paneles, allí se produce un diferencial de potencial entre ambas caras generando corriente eléctrica.

Una vez tenemos la energía eléctrica ésta es transportada hasta una red de distribución, de donde finalmente se destinan para poder llegar a los puntos de consumo. 

Esta buena forma de producir energía eléctrica, tiene además múltiples ventajas como por ejemplo no emitir gases contaminantes, o seguir ocasionando consecuencias en cuanto al efecto invernadero. 

Además es una tecnología modular, lo que quiere decir que los paneles pueden utilizarse para el autoconsumo en edificios o casas, o también suministrar red eléctrica mediante grandes centrales de energía.

En la medida en que más rayos de sol se irradian directamente sobre el panel, más electrones quedarán libres y de esta forma el panel tendrá un mayor rendimiento, aunque el sistema admite radiación directa y difusa. 

Lo que quiere decir que la tecnología de punta en estos paneles ha avanzado de tal manera, que se puede obtener energía incluso en los días en que las sombras de las nubes son constantes. 

Así las cosas la energía solar al lado de la energía eólica que se genera a través de los molinos de viento, cada vez gana más terreno frente a las centrales de combustibles fósiles o energías nucleares. 

Según los datos dados a conocer por los expertos en materia climática se estima que la cantidad de energía solar que recibe el planeta tierra cada año es 4.500 veces mayor a la energía que los seres humanos consumimos. 

Los beneficios de la energía solar 

Son múltiples los beneficios que podemos obtener al utilizar este tipo de sistema para obtener energía, y aunque puede resultar un poco costoso montar ese tipo de proyecto, seguro que a largo plazo vale la pena.

Tal y como lo hemos enfatizado desde el inicio uno de los mayores beneficios de la energía solar es que no es contaminante, a diferencia de otras energías que están destruyendo el planeta. 

Esta forma de obtener energía eléctrica del sol, está en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, principalmente el séptimo, energía asequible y no contaminante. 

Es una fuente constante de empleo, es evidente que en las zonas del mundo donde empiezan a instalar paneles solares a gran escala, esto ha generado muchos puestos de trabajo para los empleados locales. 

Es una energía que está disponible en todos los rincones del planeta, desde luego que su obtención es mucho más fácil en lugares donde gozan de más horas de sol como algunos países europeos.

Es una pregunta lógica que la gente se hace sobre el funcionamiento de los diversos sistemas que captan la energía directamente de los rayos solares para uso doméstico o comercial; en días nublados esto cómo funciona.

Esta también es una preocupación para las personas que habitan en lugares extremadamente fríos, de páramo o en los cuales el invierno es una constante de la naturaleza.

Sin embargo, el avance de la tecnología ha sido tan benévolo que los paneles, por ejemplo, pueden trabajar sin ningún tipo de contratiempo a pesar de los días nublados o de mucha lluvia.

Incluso en días grises, los rayos del sol son tan potentes que pueden atravesar las nubes sin mayores complicaciones, y aunque el funcionamiento de los paneles no es tan productivo como en días soleados, su función se cumple perfectamente.

Estos sistemas de captar energía solar, no solo hacen su labor con la luz directa de los rayos de sol, también absorben la energía de diferentes longitudes de onda que pueden pasar a través de las nubes.

Radiación difusa

Este es un fenómeno que se conoce como radiación difusa, una acción que se da cuando los rayos no inciden directamente, pero siempre y cuando haya algo de luminosidad en el ambiente, las placas continuarán generando energía.

Esta radiación está directamente relacionada con el efecto que se genera cuando los rayos del sol alcanzan la superficie de la atmósfera terrestre y se desvía de su dirección original a causa de las moléculas que encontramos en el medio ambiente.

Como regla general, siempre que se pueda proyectar una sombra sobre la superficie de la tierra, los paneles pueden funcionar para generar electricidad como normalmente lo hacen.

De hecho, son las zonas con más variación climática las que mejores resultados pueden ofrecer a estas fotoceldas, ya que las condiciones ambientales de excesiva radiación incluso pueden ser contraproducentes y causar problemas de uso.

Es complicado calcular con exactitud cuál es la producción de energía de un panel en los días nublados, ya que los hay de distintos tipos y cada uno consigue un rendimiento diferente de acuerdo a sus especificaciones.

Los paneles solares regulares y comúnmente más utilizados oscilan entre un 10 y 25 % menos de producción de energía con respecto a su capacidad máxima en días nublados o de lluvia.

Desde luego que este porcentaje a su vez, va a depender de muchos factores, como qué tan densas son las nubes, o el volumen de las lluvias, la zona horaria en que habitamos y la propia instalación de los paneles.

Ya sea un panel térmico, híbrido o fotovoltaico, su rendimiento en días nublados también puede verse favorecido según el sistema de almacenamiento de energía, para que en días opacos se pueda utilizar la energía guardada.  

En ocasiones también se han identificado los casos en los cuales un día nublado puede ofrecer excelentes condiciones para almacenar energía, por ejemplo, las nubes a gran altitud tienen cristales de hielo que sirven como lentes reflectores.

Algunos de los países que sirven como evidencia a todo lo anteriormente expuesto, son: Corea del Sur y Alemania, territorios que se caracterizan precisamente por la ausencia de sol y son los mayores productores de energía fotovoltaica.